sábado, 5 de mayo de 2012


¿Cantidad o calidad?



Me sorprende que la gente del barrio, muestre interés por la cantidad de horas de trabajo que dedico a mi obra. Es habitual que cuando salgo (sin cambiarme, con la ropa llena de goterones de pintura)  a tomar un café en el correspondiente bar de chinos, cercano a casa, o a hacer un recado o a realizar una compra imprescindible, y me encuentro con algún vecino, de los que me conocen desde hace años, éste reacciona casi siempre de la misma manera:
·         ¿Qué, estas pintando?

Sin apenas darme tiempo a responder suelen añadir, a renglón seguido, la segunda pregunta, que también es la misma de siempre.
·         ¿Y tú cuantas horas diarias dedicas a pintar?
·         Depende…
·        
·         Yo no contabilizo el tiempo de dedicación por horas. Yo divido mi actividad en sesiones de trabajo, que no tienen una duración uniforme. A lo largo del día, suelo hacer de una a tres sesiones.


José G. Ramos, 2001/71. Mixta. 30,3x23,3 cm

El interés que manifiestan viene motivado por el saber cuanto dinero puedo llegar a ganar. Después de estas preguntas rituales la conversación puede derivar por diferentes derroteros, pero nunca hacia inquirir por las bases o fundamentos estéticos de mi trabajo.

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